Curiosidades: el Tornillo de Arquímedes

  1. tornillo de Arquímedes

Es posiblemente uno de los inventos más antiguos que todavía se usa en el ámbito de la construcción. Se trata del tornillo de Arquímedes, un utensilio que debe su nombre al matemático e inventor griego que vivió entre los años 287 y 211 a. C. En esencia se trata de una máquina gravimétrica helicoidal, o dicho de una forma más comprensible: un tornillo situado en el interior de un cilindro hueco colocado en un plano inclinado. Al hacer girar el tornillo interior, es capaz de elevar el fluido o el material que se encuentra en la parte inferior a través de la superficie helicoidal que gira sin fin. Inicialmente este sistema se accionaba con la fuerza humana, y hoy en día se sigue utilizando aunque con modificaciones que aumentan su eficiencia y, por supuesto, se hace girar con sistemas motorizados.

Las crónicas cuentan que el tornillo de Arquímedes fue utilizado para regar los jardines de Babilonia. Además de por los griegos, fue también empleado por los romanos, e incluso hay indicios de que pudo ser usado por los egipcios, lo que quitaría la paternidad del utensilio al pensador de origen griego. En el año 200 a. C., Ateneo de Naucratis contaba que un solo hombre podía drenar el agua del buque de Siracusa fácilmente empleando el tornillo de Arquímedes, y aclara que éste lo inventó en un viaje a Egipto. También describe que los egipcios lo usaban para sacar agua del Nilo. Asegura además que entre los hispanos era conocido con el nombre de tornillo egipcio.

Entre otras curiosidades relativas a este prodigioso invento desde Tekton queremos recordar que fue utilizado en los Países Bajos para ganar terreno al mar a través del sistema de drenaje: el tornillo de Arquímedes permitió extraer tierra del mar a áreas cerradas de las cuales posteriormente se bombeaba el agua.

Más recientemente John Burland empleó el tornillo de Arquímedes para estabilizar la Torre de Pisa en el año 2001 que estaba afectada por bolsas de agua en el subsuelo. Este artilugio sigue presente en más instalaciones de las que piensas: se utiliza en plantas de tratamiento de aguas residuales,  sopladores de nieve en estaciones de esquí, así como en plantas de almacenaje de grano o piscifactorías. Se usa también para el riego de campos y en el ámbito de la construcción para drenaje o extracción de tierras. Es, sin duda, uno de los grandes inventos de la historia.

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